EL
DIAMANTE…
Ha rayado el hondo
cielo,
Pájaro de luz que
quiere
Escapar del
universo
Y huye del enorme
nido
Donde estaba
prisionero
Sin saber que lleva
atada
Una cadena en el
cuello.
Cazadores
extrahumanos
Están cazando
luceros,
Cisnes de plata
maciza
En el agua del
silencio.
Los chopos niños
recitan
La cartilla. Es el
maestro
Un chopo antiguo
que mueve
Tranquilo sus
brazos viejos.
Ahora en el monte
lejano
jugarán todos los
muertos
a la baraja. ¡Es
tan triste
la vida en el
cementerio!
¡Rana, empieza tu
cantar!
¡Grillo, sal de tu
agujero!
Haced un bosque
sonoro
Con vuestras
flautas. Yo vuelo
Hacia mi casa
intranquilo.
Se agitan en mi
recuerdo
Dos palomas
campesinas
Y en el horizonte,
lejos,
Se hunde el arcaduz
del día.
¡Terrible noria del
tiempo!
Federico García Lorca
CARTA DE AMOR...
Federico García Lorca
CARTA DE AMOR...
Pero tu voz, tus ojos
y tu sonrisa
Todo ausente de mí,
por tan cercano
Tu estas desde mi
sangre y mis palabras
Despierta y manifiesta
Te defino en la luz de
la mañana
Que abre mi sueño y
noche;
En el aire que me dice
que vivo
En la tierra y el
cielo
En la piel de mis
manos
Que se saben tu
ausencia
Y en la amargura de
tus pasos
Que camina la huella
usurpadora
De quien borro los míos
Y me dejo en la sombra
con los brazos unidos.
Y te conozco lejos por
solo los latidos
De la sangre en mis
sienes.
Siendo cuando tus ojos
Afirman su presencia
con agujas de lumbre y aquieta los aromas
Siento cuando
equilibras al pájaro y la nube.
Con el Pero tu voz,
tus ojos y tu sonrisa
Todo ausente de mí,
por tan cercano
Tu estas desde mi
sangre y mis palabras
Despierta y manifiesta
Te defino en la luz de
la mañana
Que abre mi sueño y
noche;
En la tierra y el
cielo
En la piel de mis
manos
Que se saben tu
ausencia
Y en la amargura de
tus pasos
Que camina la huella
usurpadora
De quien borro los
míos
Y me dejo en la sombra
con los brazos unidos.
Y te conozco lejos por
solo los latidos
De la sangre en mis
sienes.
Siendo cuando tus ojos
Afirman su presencia
con agujas de lumbre y aquieta los aromas
Siento cuando
equilibras al pájaro y la nube.
Con el signo de la luz
que construye tu cuerpo
Cautivo de mi amor
arrodillado
Y en donde naces tu
desde la muerte.
Que comienza en mis labios
Y se detienen ante tu
nombre inolvidado olvido
Incapaz de decir sin
recordarte
¡Fuera mejor ser
ciego! Vivir como en un bosque
De noches largas
prendidas en los pinos
Saberse tierra ya.
Saberse tierra!
Enmudecer por siempre
y vivir en insomnios
Delimitando tu
recuerdo.
Tu presencia en el
aire
Tu sola luz deshijada
en el alba
Que tormento de niebla
en la garganta
Que incontenida
angustia si te llamo
¡Con mi voz mas humana
y tu no me respondes!
¡Oigo mi soledad como
llanura donde gime la arena!
¡Y la hierba florece
su altivez de silencio.!
Miguel N. Lira
suspiros de
esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia
te hiere,
sé que las noches
son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de
ti.
Sé que el día de
pronto se te hace noche:
sé que sueñas con
mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un
idiota al esperarte,
Pues sé que no
vendrás.
Te espero cuando
miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí,
añorando aquellos días
en los que un beso
marcó la despedida,
Quizás por el resto
de nuestras vidas.
Es triste hablar
así.
Cuando el día se me
hace de noche,
Y la Luna oculta
ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo
sé,
nunca supe de nada
tanto en mi vida,
solo sé que me
encuentro muy sólo,
y que no estoy
allí.
Mis disculpas por
sentir así,
nunca mi intención
ha sido ofenderte.
Nunca soñé con
quererte,
ni con sentirme
así.
Mi aire se acaba
como agua en el desierto.
Mi vida se acorta
pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de
vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy
allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he
tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que
llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las
noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me
olvido de ti?
¿Por qué no vivo
solo así?
¿Por qué no solo...
Mario
Benedetti
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