martes, 27 de octubre de 2015

POEMAS...


EL DIAMANTE…

El diamante de una estrella
Ha rayado el hondo cielo,
Pájaro de luz que quiere
Escapar del universo
Y huye del enorme nido
Donde estaba prisionero
Sin saber que lleva atada
Una cadena en el cuello.

Cazadores extrahumanos
Están cazando luceros,
Cisnes de plata maciza
En el agua del silencio.

Los chopos niños recitan
La cartilla. Es el maestro
Un chopo antiguo que mueve
Tranquilo sus brazos viejos.

Ahora en el monte lejano
jugarán todos los muertos
a la baraja. ¡Es tan triste
la vida en el cementerio!

¡Rana, empieza tu cantar!
¡Grillo, sal de tu agujero!
Haced un bosque sonoro
Con vuestras flautas. Yo vuelo
Hacia mi casa intranquilo.

Se agitan en mi recuerdo
Dos palomas campesinas
Y en el horizonte, lejos,
Se hunde el arcaduz del día.
¡Terrible noria del tiempo!
                                                                         Federico García Lorca

CARTA DE AMOR...

Pero tu voz, tus ojos y tu sonrisa

Todo ausente de mí, por tan cercano

Tu estas desde mi sangre y mis palabras

Despierta y manifiesta

Te defino en la luz de la mañana

Que abre mi sueño y noche;

En el aire que me dice que vivo

En la tierra y el cielo

En la piel de mis manos

Que se saben tu ausencia

Y en la amargura de tus pasos

Que camina la huella usurpadora

De quien borro los míos

Y me dejo en la sombra con los brazos unidos.

Y te conozco lejos por solo los latidos

De la sangre en mis sienes.

Siendo cuando tus ojos

Afirman su presencia con agujas de lumbre y aquieta los aromas

Siento cuando equilibras al pájaro y la nube.

Con el Pero tu voz, tus ojos y tu sonrisa

Todo ausente de mí, por tan cercano

Tu estas desde mi sangre y mis palabras

Despierta y manifiesta

Te defino en la luz de la mañana

Que abre mi sueño y noche;

En el aire que me dice que vivo

En la tierra y el cielo

En la piel de mis manos

Que se saben tu ausencia

Y en la amargura de tus pasos

Que camina la huella usurpadora

De quien borro los míos

Y me dejo en la sombra con los brazos unidos.

Y te conozco lejos por solo los latidos

De la sangre en mis sienes.

Siendo cuando tus ojos

Afirman su presencia con agujas de lumbre y aquieta los aromas

Siento cuando equilibras al pájaro y la nube.

Con el signo de la luz que construye tu cuerpo

Cautivo de mi amor arrodillado

Y en donde naces tu desde la muerte.

Que comienza en mis labios

Y se detienen ante tu nombre inolvidado olvido

Incapaz de decir sin recordarte

¡Fuera mejor ser ciego! Vivir como en un bosque

De noches largas prendidas en los pinos

Saberse tierra ya.

Saberse tierra!

Enmudecer por siempre y vivir en insomnios

Delimitando tu recuerdo.

Tu presencia en el aire

Tu sola luz deshijada en el alba

Que tormento de niebla en la garganta

Que incontenida angustia si te llamo

¡Con mi voz mas humana y tu no me respondes!

¡Oigo mi soledad como llanura donde gime la arena!

¡Y la hierba florece su altivez de silencio.!

Miguel N. Lira

TE ESPERO…

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...

Mario Benedetti

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